martes, 7 de septiembre de 2010

Radio Rociana, recuerdos de un vecino cotilla

Leyendo la revista de feria de este año, dedicada al 25º aniversario de Radio Rociana, me vienen a la mente algunos recuerdos propios respecto a la emisora, pero no como locutor, por supuesto, ni como oyente, sino mas bien como vecino de "la radio", pues he vivido frente a la emisora municipal durante muchos años, por lo que estos recuerdos, algunos claros y otros no tanto, pertenecen al anecdotario particular de mi vida.
Aunque recuerdo cuando en esos locales estaba el Consultorio Médico, no logro a concretar en mi memoria el momento en que cambió de uso para convertirse en los estudios de Radio Rociana, por lo tanto mis recuerdos se basan generalmente en determinados programas especiales o en momentos puntuales en los que la curiosidad infantil causó que no me despegara de la ventana o de la azotea durante algunos instantes.
Recuerdo, por ejemplo, la instalación de la que creo que es la actual antena, el peligro que corrió el que se subió para poner el último trozo y el miedo que supongo que pasó en esas alturas.
Tengo recuerdos agradables y solidarios como las piñatas que se colgaban entre la radio y mi casa en los pasacalles del carnaval de los años 80, o el programa especial en el que se recaudó dinero para ayudar a un vecino a operarse de la vista, creo que en Barcelona, la gente se volcó en la medida de sus posibilidades. Y otros recuerdos menos agradables como la rotura de un cristal de la entrada a manos de otro vecino, bastante ebrio por cierto.
En otra ocasión se instaló un efímero estudio en la calle Sevilla y se realizó un programa especial de larga duración con concursos sobre música y cine, recuerdo que hacía las preguntas Emigdio Cano y ese día me llevé algunos premios a casa. Incluso, creo recordar, que se hizo un mini-concurso de cocina y las amas de casa llevaban tapas que se comía el jurado (o sea, los locutores).
También tengo recuerdos para la polémica, como en un programa sobre la Semana Santa en el que hubo "sus mas y sus menos" entre los locutores y miembros de la junta de la Hermandad Sacramental, a la que yo aun no pertenecía. Cuando acabó el programa baje a la calle y comprobé como los ánimos seguían encrespados fuera del local.
Otros recuerdos que tengo prefiero no nombrarlos aquí, por borrosos, intrascendentes, o inconfesables, lo que si espero es que "la radio" siga durante muchos años alimentando de recuerdos a los locutores, a los oyentes y a los vecinos, por supuesto.

2 comentarios:

Luis Fernando Trigueros Pina dijo...

Claro, y por pasar tanto tiempo junto a la ventana se te olvidaba incluso afeitarte............de ahí tu aspecto actual.

El Penitente dijo...

Buen resumen, la verdad que un vecino muy cercano!!esperamos q siga "la radio" muxos años más