Los candados del amor corren peligro.

¿romanticismo u horterada?

Seguramente hayáis visto en la tele como unos trabajadores del ayuntamiento de Sevilla se afanaban estos días en cortar cientos de "candados del amor" para liberar de esta romántica y/o chatarrera carga al Puente de Triana.

Esta presunta tradición se inició al parecer en Roma, en el Ponte Milvio, donde desde hace algunos años los enamorados imitan al protagonista de la novela Tengo ganas de ti, de Federico Moccia. Este personaje, para convencer de su amor a una mujer, se inventa una leyenda en la que los novios colocan un candado y una cadena en dicho puente, y después de cerrar el candado, tiran la llave al río Tíber para perpetuar eternamente esa unión.

Yo que hasta ahora no tenía ni idea del origen novelesco, si me había fijado desde hace tiempo en la moda de colgar los candados, como podéis ver en las fotos. La primera la hice hace un mes en el muelle de Riotinto en Huelva y la segunda hace un par de años, junto al Ponte Vecchio, en Florencia.

En Roma, las farolas en las que según la novela, había que colocar los candados, empezaron a ceder por el enorme peso soportado, así que decidieron poner unos pilares con cadenas para no acabar con el ritual y evitar el deterioro del puente. En Florencia prohibieron la colocación de los candados amenazando con fuertes multas. Y en Sevilla ya sabéis como ha acabado la historia, además han solicitado que cada 15 días se le de un repaso al puente para cortar de raíz esta práctica.

Habrá quien piense que esto no es mas que una moda pasajera que solo sirve para afear el patrimonio histórico de las ciudades, y por el contrario habrá quien crea que es una demostración bien bonita de amor eterno. En este caso, los ayuntamientos estarán rompiendo miles de parejas enamoradas y para algunos, habrá que sustituir la celebre frase que dice "hasta que la muerte nos separe" por otra menos idealista como "hasta que llegue el operario con la radial".